Los dinosaurios son un clado de vertebrados
saurópsidos
que dominaron los ecosistemas terrestres del Mesozoico
durante unos 160 millones de años, alcanzando una gran diversidad y, algunos,
tamaños gigantescos. Tal como lo exige el uso de la nomenclatura científica, al clado de los
dinosaurios, como a cualquier clado, corresponde un nombre en latín
iniciado en mayúscula. Este nombre es Dinosauria, plural de dinosaurus, que es la latinización
del término griego δεινός σαῦρος (pronunciado
como denos sauros y
habitualmente traducido como 'lagarto terrible'). Una de las principales
características de los dinosaurios es la propiedad de tener las patas situadas en posición
vertical por debajo del cuerpo, como los mamíferos,
y no hacia los costados, como la mayor parte de los reptiles. Los
dinosaurios eran reptiles originariamente bípedos, aunque el cuadrupedismo
resurgió en varios grupos distintos. Durante los últimos años se han acumulado
pruebas científicas muy contundentes de que pequeños dinosaurios carnívoros
dieron origen a las aves
durante el periodo Jurásico. De ahí que, actualmente, las aves estén clasificadas
dentro del taxón Dinosauria. Se
confunde frecuentemente a los dinosaurios con otros tipos de reptiles
antiguos, como los alados pterosaurios, los terápsidos
pelicosaurios
y los acuáticos ictiosaurios, plesiosaurios
y mosasaurios,
aunque ninguno de estos era realmente un dinosaurio.
Dinosauria
constituye un superorden de la clase de los saurópsidos.
Se considera que forman un taxón monofilético por presentar una serie de claras sinapomorfias
que los unen, como el fémur articulado con la pelvis por
medio de un cóndilo
dispuesto en ángulo respecto de aquél, y un hueco en la pelvis. Se trata de la
misma disposición que se presenta en los mamíferos, y que permite que las patas
traseras sostengan al cuerpo actuando como pilares, lo que repercute decisivamente
en la habilidad motriz.
Los
dinosaurios se clasifican tradicionalmente en dos grupos según la estructura de
su cadera,
los saurisquios
y los ornitisquios.